martes, 8 de marzo de 2016

SUGESTIÓN(ADO)

Nunca me sentí seguro en la oscuridad.
Anoche no fué la excepción.
Mucho menos cuando dormitaba y se desmoronó la pila de cuadernos y papeles.
El estruendo fué magnífico. Sonaron todas las palabras que había escrito cuando golpearon el suelo.
El sonido se apagó súbitamente.
Podría haber contado mis latidos de a cientos por minuto.
Pero mi mejor arma es la lámpara (la que lleva una velita con una rosca particular y muy difícil de conseguir)
Oprimí el botón de encendido como quien desenfunda una espada.
Y los 40 watts me hicieron más vulnerable.

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